sábado, 22 de febrero de 2014

lloraré

lloraré hasta que escurran lágrimas por las coladeras
y se junten con el mar
igual de saladas

lloraré tanto,
hasta que se deslaven mis ideas
hasta que el cielo no llueva porque ya estará todo mojado

lloraré hasta que se reseque mi alma
y se le formen costras
y se caigan
y aparezca una cáscara más dura, como de nuez,
que esconda un corazón desmoronado

y cuando la vida se dé cuenta de cuánto he llorado
se me rinda culto
por la mayor humedad dolorosa
derramada sin medirla
sin prever consecuencias de inundamiento

hasta que la vida se canse
y el corazón se agriete
y me duerma.