Otro de mis escritos existenciales estilo escritor moderno.
El lío es que me salen solos, de perdido fumara o algo, así dejaría de fumar y dejaría de pensar en esto, pero no... buaaaaa... por cierto, la palabra desbielado, que viene de biela... no existe... no sé ni cómo se dice en inglés... no sé cuál es la palabra original...
El amor y
el desamor se piensan en las neuronas,
se sienten al
principio en el pecho
se recorren al estómago
y ahí se
quedan.
La relación
con la vida,
buena o
mala,
su levedad
o pesadez
se siente ahí mismo,
siempre y
cuando haya algo en el cerebro,
se coordina
con la falta de aire
o su exceso.
La
sensación de abandono y de abandonar y de abandonarse,
todas,
son de la misma víscera.
Pobre, cómo
repararlo cuando se desbiela,
o se afloja
o se
acobarda.
¿Con un té?
cantándole,
o le recordamos que cuando nació
nada le
preocupaba
y que su
individualidad era lo único que importaba.
Larga charla
demanda un músculo averiado.
Muchos
ungüentos, flores
y caricias
blandas.
Arrancarle
la imaginación si es preciso,
que se
quede en la cabeza.
Que no
estorbe donde no es posible razonar, sólo sentir.
Ese es el
problema de ese órgano,
siente y no
piensa,
no propone,
sólo se aletarga,
y duele,
duele mucho,
quizá por
falta de aceite,
o de
mantenimiento
o de ganas.