Como el blog está cerrado, pues esto es sólo para mí.
Su tristeza
estaba enraizada,
solo al caminar
entre los muertos
sentía tranquilidad,
siempre el
mismo cementerio
caminaba sobre
las tumbas
y eligió
una para dormir,
1890-1927
Pedro López,
vivir
muerto, en paz.
De tanto acostarse
en la loza fría,
bajo el
frío de la noche,
se acortó
su vida,
y un día
amaneció realmente muerto.
Su espíritu
se convirtió en fantasma
y
permaneció entre los vivos por siempre,
probablemente
fue su castigo,
pero ni en
la eternidad lo entendió.
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