martes, 21 de junio de 2011

Pequeño cuento: fuera de tiempo

Me retiro por tres semanas, espero que me sigan leyendo a mi regreso. Planeo escribir mucho. Lo más difícil son los cuentos, ojalá que fluyan. Feliz solsticio. Buscaré que me inunde la inspiración. Muchas gracias por leerme. Noa leemos cuando avance julio. : )


Cuando era pequeña disfrutaba más escuchar las conversaciones entre su padre y sus hermanos, todos mayores que ella, que jugar a las muñecas, de hecho, casi nunca jugó.

Le parecía enorme la sabiduría que emanaba de esas pláticas, se hablaba de todo, de política, de geografía, de la guerra, de la maldad, cuánto aprendía, cómo lo disfrutaba…

Muy pronto tuvo la edad de sus hermanos y más. Y se sintió ignorante. No se sentía capaz de sostener las largas conversaciones familiares, ni tenía con quién.

Tan rápido le está pasando la vida que sin darse cuenta ahora la “grande” es ella
y en el trayecto ha vivido de luto.

No soporta las mentiras y le guarda luto a la verdad.
No soporta la ambición mal habida y desentierra la sencillez.
No soporta la pobreza y le guarda luto a la justicia.
¿Qué más sino luto se puede guardar ante la injusticia, la ignorancia y la apatía?.

Siente desprecio por lo que no cree y le es fiel a lo que sí.

La esperanza de que los que sufren en esta vida, tendrán una segunda mejor,
y que los que hacen daño, conscientes o no de ello, lo pagarán, es lo único que le hace volver al color y dejar el negro, pero luego regresa el pensamiento recurrente…
“¿y si no? ¿y si esta es la única oportunidad? ¿qué pasará si cuando se acaba, se acaba todo?”. Qué urgencia, pero ante el laberinto tan grande que se observa en el horizonte, y ante la incapacidad de encontrar el hilo que hay que jalar para encontrar el orden, vuelve al luto y se enconcha para no herirse y para no pensar más.

Cuando en la mente traza un mapa de la vida dibuja una red que termina donde inicia.

Tan rápido le está pasando el trayecto que igual de rápido se le puede presentar el fin.
Pasarán los días, pasarán los años, y probablemente al llegar el desenlace, el pensamiento que le rondará será:

“Me tomé la vida tan en serio que finalmente veo como ahora ésta se ríe de mí, quizás había simplemente que vivir. Total, nací sola y sola moriré, ¿por qué llevé el peso del universo sobre mí? Pero por otra parte, que la vida se ría de mí, no restará la profunda paz que sucederá luego de haber vivido dentro de la tormenta que fue mi pensamiento. Después de la tempestad, vendrá la calma”

viernes, 17 de junio de 2011

Intermitente

Ejercicio literario de viernes por la noche. Por fin escribo algo, yupi.

Desapareces cuando el sol te eclipsa
te vas con las flores
regresas con el frío

Deambulas con fantasmas
se estremece tu sombra

Mi amanecer sombrío
Mis hojas secas
mis retoños de hastío
te destierro siempre
vuelves con el rocío

Quisiera despedirme
pero tu aura no me deja
mi eterno desvarío
y en vez de verte menos
te adueñas de mi paz

domingo, 12 de junio de 2011

Recalculando

Cuando equivoco una dirección, y llevo un GPS, éste de inmediato me informa que se encuentra: "recalculando" (buscando una nueva ruta para llegar a la dirección de destino). Estoy recalculando mi ruta, la meta es la misma, el camino no. En este proceso de recálculo me apoyan mis amigos. Gracias vida por mis amigos que me apoyan para dirigir mi camino que seguiré siempre guiada por mis ideales, mis sentimientos y mi razón.

Gracias al aire que te hace vivir
gracias por tu tiempo que uniste con el mío
en el que convergimos
y que se tatuó en mi historia
por el que soy como soy
y no de otra manera

Gracias por elegirme a mí
para bañarme de tu tiempo
materia de la que está hecha tu vida
amigo, gracias por existir

domingo, 5 de junio de 2011

Don Julio

Una historia que ocurrió hace como tres años,
cuando murió un rico industrial y
el guardia del estacionamiento donde dejé mi carro por mucho tiempo.
Los nombres están cambiados.
Con todo mi cariño y respeto a Don Julio.
Este espacio es interactivo, bienvenidas las mejoras a este cuento : )


Don Ernesto murió ayer,
lo dicen todos los periódicos,
planas completas de pésames,
el señor Julio, creo que ese era su nombre,
murió anteayer,
me enteré hoy por casualidad,
creo que aparte de mi y el que me lo dijo,
su familia lo sabrá.

Al señor Julio lo veía todos los días,
durante muchos años,
no sé cuántos, los que alcanzo a recordar.
A don Ernesto lo habré visto muy de lejos en persona tres veces a lo más.

Importante persona era don Ernesto,
su padre,
don Ernesto grande,
fue la persona más rica de la ciudad y del país.
Don Ernesto grande fundó industrias,
hizo negocios,
muchas familias vivieron y viven gracias a su tesón.
Don Ernesto grande envió a don Ernesto a las mejores escuelas,
entre más lejanas mejor,
porque a don Ernesto no le gustaba tanto estudiar,
pero de todas salió triunfante,
no era cosa menor ser hijo de don Ernesto grande.

Me enteré también que el señor Julio no tenía padre,
bueno, más bien no conoció a su padre,
quién sabe si lo tendría,
padrastros sí tuvo, muchos,
de entrada por salida,
no se olvidaba de ellos porque cada uno dejaba algún recuerdo,
un hermanito, algunos hasta gemelos.
Sólo una vez pensó si su padre también fue de entrada por salida,
pero sólo una vez lo pensó.

Aunque los niños que poblaban su casa,
más bien, su cuarto, sólo un cuarto tenía la casa,
no eran sus hermanos completos,
igual lloraban, igual se enfermaban.

Había que empacar muchas bolsas en la tienda
y ayudar a muchas señoras con sus bultos
para comprar un poco de sopa y de tortillas,
había que alimentar a los habitantes de su cuarto,
como su mamá no lo hacía, bueno,
lo hacía a veces cuando estaba sobria.
En fin, el señor Julio como pudo, terminó la primaria,
él solo se inscribía.

Don Ernesto aprendió a montar, a esquiar,
a velear, tenía maestros privados para todo,
incluso de posgrado, todo se puede.
A don Ernesto grande lo secuestraron,
lo mataron, don Ernesto ya se había casado
con alguien tan rica y bien educada como él.

El señor Julio entró de mozo a una gran escuela,
de hecho era una universidad,
ya no pudo seguir estudiando porque la niña que era su novia,
un buen día al salir de la escuela le dijo que estaba embarazada,
era raro porque él casi no la tocaba,
pero igual le quiso cumplir.

Era raro un mozo con primaria, así que lo ascendieron a jefe de mozos, luego a mantenimiento y finalmente le dieron puesto de guardia, grandes ascensos tuvo el señor Julio. Así, de guardia, lo conocí, todos los días me daba la bienvenida cuando llegaba a la universidad a dar clases, todos los días, durante muchos años, mientras sus hijos crecían, porque la esposa siguió teniendo uno tras otro, para él era lo normal, algunos parecidos a él, otros no.

Don Ernesto fue jefe de las empresas de su papá,
bueno, más bien ascendió a muchos jefes para las empresas de su papá,
los mismos que fueron contratados por don Ernesto grande, fueron buenos, las hicieron crecer, algunas las vendió otras las conservó.

Don Ernesto murió viejo,
muchos años duró enfermo pero la medicina hizo milagros,
fue muy buena idea comprar un hospital.
El señor Julio murió joven,
lo operaron mal en el Seguro de una hernia.

Un maestro del señor Julio le dijo alguna vez,
“prometes mucho muchacho,
tu inteligencia no es la de cualquiera”.
Trató de hacer la secundaria
pero ayudaba en las tardes y en las noches
a cuidar la tiendita de la esquina
porque el pobre dueño no veía bien,
le hacía las cuentas, ordenaba la mercancía,
algo ganaba extra para el pan dulce de los niños,
y a veces hasta juguetes alcanzaba.

¿Qué hubiera sido del señor Julio
si hubiera nacido en la cuna de don Ernesto
y de don Ernesto si hubiera nacido en el cuarto del señor Julio?
Nunca nadie lo sabrá, ya murieron los dos.

¿Por qué no le rendimos tributo al señor Julio
si nos recibió con una sonrisa durante tantos años?
Ah ya sé por qué…no se esforzó lo suficiente…
quién recuerda a un mozo convertido en guardia.