El jardín
de mi casa era inmenso, un bosque,
o yo era
tan pequeña
y las
plantas que parecía que me comerían
tenían las
hojas tan venosas y tan grandes,
casi podían
envolverme.
Qué gigante
se ve todo cuando se es tan niña
y las horas
son tan largas
y cada hora
que pasa es un fragmento enorme de tu corta vida,
por eso
pasan lentas,
en tu
segundo día de nacido recorres toda tu existencia,
y creces y
todo se encoge
y cada hora
es una porción minúscula y rápida de tus años,
de niño los
pasos son a borbotones pero no avanzas a nada.
Las horas
no son las mismas para todos
el tiempo
no es el mismo para todos.
Al final el
tiempo es oro
y más vale
que su uso sea preciso
porque pasa
rápido,
y es
finito, y se acaba.
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