miércoles, 18 de diciembre de 2013

Copos de nieve, higos o jugo de manzana

Gracias a mi amigo Antonio por prestarme alguna palabras e ideas para estos versos, qué padre ejercicio.

Piel de seda que me acaricia con sólo verla
que me gusta más que cualquier atardecer transparente,
o que las frutas cubiertas con chocolate amargo,
o las piedras lisas de los fiordos,
o todo lo que mi imaginación pueda rehacer.

Mezcla la frecuencia de su tono miel
con las notas multicolores de tu voz,
que me hace no saber qué escoger:
si tus manos o tus labios,
rechazando sin duda tardes frías
o copos de nieve,
higos o jugo de manzana,
o neblina dormida,
estrellas cubiertas de nubes tímidas,
o cualquier belleza de invierno,
o el rojo marrón y naranja
de la tierra descubierta
que huele a hojas secas.

Me siento tardes completas a observar el río,
el campo,
la vida desierta o vestida de bullicio,
a adormilarme de silencio, 
y no encuentro nada semejante a tu piel,
o al placer infinito de admirarte,
                                            de quererte, 
de escribirte,
aunque se agoten las palabras
o me quede sin voz.

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