Gracias a mi amigo Antonio por prestarme alguna palabras e ideas para estos versos, qué padre ejercicio.
Piel de seda que me acaricia con sólo verla
Piel de seda que me acaricia con sólo verla
que me
gusta más que cualquier atardecer transparente,
o que las
frutas cubiertas con chocolate amargo,
o las piedras lisas de los fiordos,
o todo
lo que mi imaginación pueda rehacer.
Mezcla la frecuencia de su tono miel
con
las notas multicolores de tu voz,
que me
hace no saber qué escoger:
si tus
manos o tus labios,
rechazando
sin duda tardes frías
o
copos de nieve,
higos
o jugo de manzana,
o
neblina dormida,
estrellas
cubiertas de nubes tímidas,
o
cualquier belleza de invierno,
o el
rojo marrón y naranja
de la
tierra descubierta
que
huele a hojas secas.
Me
siento tardes completas a observar el río,
el
campo,
la
vida desierta o vestida de bullicio,
a
adormilarme de silencio,
y no
encuentro nada semejante a tu piel,
o al placer infinito de admirarte,
de quererte,
de escribirte,
de escribirte,
aunque se agoten las palabras
o me quede sin voz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario