La luz
palidece
en las
tardes grises,
de espera oscura,
de
indiferencia rabiosa,
escurro
lluvia,
recorro la
penumbra amarilla de las calles
sin
distinguir su sentido,
que
transmiten frío
que hablan
conmigo en el idioma de los muertos,
terminan
por ponerse negras,
no se ve ni
el porvenir,
y camino
adivinando si voy al principio o al fin,
de tanto
quererte
se desgastan las horas.
se desgastan las horas.
Con tanta energía desperdiciada
que no sirve ni para
iluminar bancas perdidas
con nombres
que no existen
con fechas
equivocadas,
de los
parques vacíos,
siniestros,
monstruosos,
se siente
que el tiempo acaba.
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