Minicuento dominguero, recién salido del horno
Recibió la gran noticia
de un pequeño logro
apretó los ojos y en su imaginación
salió a sentir el filo de las escarchas
que caían sin seguir un patrón
partiendo su cara sin protección
Su habitación era tibia
iluminada por velas con olor a canela
En la calle el viento era furioso
pero solo en el exterior era posible ver las formas de los cristales de hielo en las ventanas
y las ramas pesadas de los árboles, uno tras otro
con hojas cargadas de capas translúcidas
sostenidas solo por lucir su impactante belleza
La camiseta de lana ceñida al cuerpo no podía contener más su corazón
además esa habitación resultaba pequeña para el tamaño de sus ansias
por eso salió corriendo
a sentir el frío
a dejar de sentir las orejas y la nariz
Caminó hasta que las puntas de los dedos cambiaron de color
Se detuvo cuando empezó a sentir angustia por el frío
y en el regreso la noche se quedó con todo
Abrió los ojos
de nuevo sintió el calor húmedo intenso de su cuarto
aminorado por el aire molesto que produce el abanico del techo
Se secó el sudor
sonrió y volvió a colocar las manos sobre el teclado
sonrió y volvió a colocar las manos sobre el teclado
para empezar a escribir su siguiente cuento.
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