Una historia que ocurrió hace como tres años,
cuando murió un rico industrial y
el guardia del estacionamiento donde dejé mi carro por mucho tiempo.
Los nombres están cambiados.
Con todo mi cariño y respeto a Don Julio.
Este espacio es interactivo, bienvenidas las mejoras a este cuento : )
Don Ernesto murió ayer,
lo dicen todos los periódicos,
planas completas de pésames,
el señor Julio, creo que ese era su nombre,
murió anteayer,
me enteré hoy por casualidad,
creo que aparte de mi y el que me lo dijo,
su familia lo sabrá.
Al señor Julio lo veía todos los días,
durante muchos años,
no sé cuántos, los que alcanzo a recordar.
A don Ernesto lo habré visto muy de lejos en persona tres veces a lo más.
Importante persona era don Ernesto,
su padre,
don Ernesto grande,
fue la persona más rica de la ciudad y del país.
Don Ernesto grande fundó industrias,
hizo negocios,
muchas familias vivieron y viven gracias a su tesón.
Don Ernesto grande envió a don Ernesto a las mejores escuelas,
entre más lejanas mejor,
porque a don Ernesto no le gustaba tanto estudiar,
pero de todas salió triunfante,
no era cosa menor ser hijo de don Ernesto grande.
Me enteré también que el señor Julio no tenía padre,
bueno, más bien no conoció a su padre,
quién sabe si lo tendría,
padrastros sí tuvo, muchos,
de entrada por salida,
no se olvidaba de ellos porque cada uno dejaba algún recuerdo,
un hermanito, algunos hasta gemelos.
Sólo una vez pensó si su padre también fue de entrada por salida,
pero sólo una vez lo pensó.
Aunque los niños que poblaban su casa,
más bien, su cuarto, sólo un cuarto tenía la casa,
no eran sus hermanos completos,
igual lloraban, igual se enfermaban.
Había que empacar muchas bolsas en la tienda
y ayudar a muchas señoras con sus bultos
para comprar un poco de sopa y de tortillas,
había que alimentar a los habitantes de su cuarto,
como su mamá no lo hacía, bueno,
lo hacía a veces cuando estaba sobria.
En fin, el señor Julio como pudo, terminó la primaria,
él solo se inscribía.
Don Ernesto aprendió a montar, a esquiar,
a velear, tenía maestros privados para todo,
incluso de posgrado, todo se puede.
A don Ernesto grande lo secuestraron,
lo mataron, don Ernesto ya se había casado
con alguien tan rica y bien educada como él.
El señor Julio entró de mozo a una gran escuela,
de hecho era una universidad,
ya no pudo seguir estudiando porque la niña que era su novia,
un buen día al salir de la escuela le dijo que estaba embarazada,
era raro porque él casi no la tocaba,
pero igual le quiso cumplir.
Era raro un mozo con primaria, así que lo ascendieron a jefe de mozos, luego a mantenimiento y finalmente le dieron puesto de guardia, grandes ascensos tuvo el señor Julio. Así, de guardia, lo conocí, todos los días me daba la bienvenida cuando llegaba a la universidad a dar clases, todos los días, durante muchos años, mientras sus hijos crecían, porque la esposa siguió teniendo uno tras otro, para él era lo normal, algunos parecidos a él, otros no.
Don Ernesto fue jefe de las empresas de su papá,
bueno, más bien ascendió a muchos jefes para las empresas de su papá,
los mismos que fueron contratados por don Ernesto grande, fueron buenos, las hicieron crecer, algunas las vendió otras las conservó.
Don Ernesto murió viejo,
muchos años duró enfermo pero la medicina hizo milagros,
fue muy buena idea comprar un hospital.
El señor Julio murió joven,
lo operaron mal en el Seguro de una hernia.
Un maestro del señor Julio le dijo alguna vez,
“prometes mucho muchacho,
tu inteligencia no es la de cualquiera”.
Trató de hacer la secundaria
pero ayudaba en las tardes y en las noches
a cuidar la tiendita de la esquina
porque el pobre dueño no veía bien,
le hacía las cuentas, ordenaba la mercancía,
algo ganaba extra para el pan dulce de los niños,
y a veces hasta juguetes alcanzaba.
¿Qué hubiera sido del señor Julio
si hubiera nacido en la cuna de don Ernesto
y de don Ernesto si hubiera nacido en el cuarto del señor Julio?
Nunca nadie lo sabrá, ya murieron los dos.
¿Por qué no le rendimos tributo al señor Julio
si nos recibió con una sonrisa durante tantos años?
Ah ya sé por qué…no se esforzó lo suficiente…
quién recuerda a un mozo convertido en guardia.
Sin ser experto literario y como un simple lector, mi comentario es que lo lei de principio a fin, siempre con la curiosidad de que leeria en la siguiente linea, y sabireando el estilo y el ritmo de la narrativa. Si bien no soy muy afecto a las comparacines, me quedo como el titulo lo dice, con la historia de Don Julio.
ResponderBorrarJorge Valenzuela.
Felicidades NFR