Me persiguen
las sombras de los muertos
el viento
esparce sus cenizas
me abrasa
el dolor de la partida
de quienes
sin haber llegado su momento
fueron arrastrados
fuera de la vida
No rehúyo
la existencia
pero
escucho los lamentos
de quienes
se fueron dejando
cáliz con
su sangre
quejas de ira
En los
amaneceres se escuchan
sus gritos por venganza
les faltará
por siempre el descanso eterno
por ver
consumidos sus días
antes de tiempo
Sin ser
culpables de la iniquidad
se volvieron
fantasmas
la tristeza
no se enterró
los campos sembrados de huesos
claman justicia
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